Ponte en acción

Acababa mi último post justo con este mensaje, lo que parece ser una casualidad, pero la verdad es que no existen las casualidades, son otra cosas, sólo que las llamamos así.

Os animaba a poneros en acción.

¿Por qué es tan importante la acción?

Observo a menudo personas que tienen ya la intención de cambiar su vida, que podemos decir, que ya han ‘despertado’ (seguramente tú serás una de ellas si estás leyendo estas líneas). Pero que se quedan a medio camino.

Pueden ser personas que normalmente llegan a este momento a partir de un suceso traumático (un infarto, una crisis profesional o sentimental, lo que sea…), o bien a partir de un proceso de reflexión, lo que siempre es más conveniente.

Tienen una intención clara de hacer cambios sustanciales en su vida y pretenden cuidarse más, tanto física como psicológicamente.

Con este objetivo, se sienten atraídos a cuidar su alimentación, su cuerpo, etc., pero también intentan cuidar su mente. Entonces les inspiran ciertos mensajes, libros o prácticas encaminadas a mejorar la faceta psicológica.

El siguiente paso suele ser compartir estos mensajes inspiradores en redes sociales, o incluso se apuntan a cursos de yoga, meditación o mindfulness.

Y todo esto está genial, que conste.

Pero observo que no llegan a hacer un auténtico cambio en sus vidas. Acomenten algunos cambios importantes, sin duda, como apuntarse a un gimnasio, o hacer algún curso de meditación, pero les falta algo.

Además suelen sentirse algo frustrados, porque aunque están tomando iniciativas, no llegan a estar satisfechos, ya que siguen notando estrés, confusión, etc.

Muchas veces entonces deciden hacer nuevos cursos, y se apuntan a Reiki, Chi Kung, o lo que sea. Exploran nuevas técnicas. Se convierten en buscadores. Ansiando dar con algo que les lleve definitivamente al bienestar que anhelan. Buscan fuera la solución, una nueva técnica que, por fin, les funcione.

¿Qué les falta?

Simplemente, ponerlo en práctica.

El problema es que piensan que ya lo están poniendo en práctica (si se han leído todo lo que ha caído en sus manos, y se han gastado no sé cuánto dinero en un montón de cursos…).

Pero les falta un auténtico compromiso con el esfuerzo diario que requiere PRACTICAR.

Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí

(Confucio, China, 551-479 a.C. )

La teoría está genial, de hecho es necesaria, pero hay que hacer, o de forma más precisa: practicar.

¿A qué me refiero por PRACTICAR?

No os va a gustar la respuesta…Me refiero a esforzarse.

Si tu alternativa es el Mindfulness (es la técnica que más eficazmente influye en la regulación emocional aportando bienestar), hay que sentarse a meditar TODOS LOS DIAS y hay que aplicar la atención plena en CADA TAREA que realices.

O al menos, hay que intentarlo…

Esto supone un compromiso serio con tu mejora personal. No hay otra.

Otra mala noticia os voy a dar…somos unos vagos.

Y no porque queramos. Los seres humanos estamos programados instintivamente para economizar energía.

Es lo que hacen todos los animales; cuando no comen, descansan.

Mirad qué hace una manada de leones, sólo se pone en marcha cuando el hambre acucia. O el cocodrilo, que es capaz de aguantar un año sin comer, o incluso más, ralentizando su metabolismo.

Meditar o aplicar atención supone un esfuerzo mental y cuando lo hacemos, nos cuesta.

Pero al menos os diré una buena noticia, igual que cuando vas al gimnasio, cuanto más practicas mindfulness, menos te cuesta, llegando a ser un estado natural.

Aún así, la práctica debe continuar para siempre, ya que acordaros de que estamos luchando contra nuestros instintos. Pero la recompensa merece la pena.

Dice Jon Kabat Zinn, el padre del mindfulness:

‘Mindfulness es prestar atención como si tu vida dependiera de ello, porque realmente es así’

La verdad es que el cambio que persigues está ahí, en pensar que tu vida depende de ello, así que te animo, ponte en acción.

David García Sanz

www@cuidandoesamente.com

Septiembre 2020